Nací en la
Colonia Iberia el 13 de abril de 1944. Allí pasé toda mi niñez con el resto de
los hijos de la Colonia. Todavía recuerdo cuando paseábamos por la carretera
que había en el centro de la colonia, o cuando íbamos con los botijos a por
agua a la fuente que había al final del paseo. Los jueves, sábados y domingos
íbamos al cine. Era una gran sala con 410 butacas, más los palcos reservados
para los jefes. También nos juntábamos en el Casino, en donde había bar, salón,
comedor, sala de reuniones, biblioteca, televisión y una hermosa mesa de
billar. Disponíamos de piscinas, todo tipo de instalaciones deportivas y una
iglesia muy bonita, que sirvió para casar, bautizar, celebrar la Primera
Comunión y dar el último adiós a muchos de nuestros vecinos y amigos.
El 6 de
octubre de 1958, con 14 años, pasé a formar parte del equipo de soldadura del
taller mecánico de la empresa, con mi maestro Aurelio (El Nínchi ), Boni,
Burgos, el tío Felix, Pedro, Domingo, El Litri, Morera, Fide y el resto de
aprendices.
Cuando tenía
16 años entré también de camarero en el Casino. Estuve tres años, pero
finalmente lo dejé, porque para un joven era muy duro trabajar toda la semana
en La Fábrica y los fines de semana en el Casino. Recuerdo que por aquella
época triunfaba un programa de televisión que se llamaba La Gran Parada, y cada
vez que lo ponían se llenaba el Casino hasta la bandera.