martes, 14 de mayo de 2013

¿Quién dice que los primeros años de nuestra niñez no cuentan?

Entrada extraída del Grupo privado de Facebook "Colonia Iberia" y escrita por Angel Revuelta.


¿Quién dice que los primeros años de nuestra niñez no cuentan?
Son los más importantes de nuestra vida, donde se forjan los sueños, donde recoges los frutos del amor de la familia, la amistad y el apego a todo cuanto te ha hecho sentir feliz.
A partir de esta edad tuve que alejarme, vivir fuera de tu entorno, pero grabé tu nombre en lo más profundo de mi corazón.
Se enredaron en mis ojos los verdes olivares, el color blanco de tus casas, las aceras limpias recién regadas, y el olor a humo de chimenea en invierno.
Nunca he olvidado esa época de mi vida, la mantuve conmigo acariciando cada vivencia que, como flores frescas,  he regado y cuidado para que nunca se marchiten.
No puedo dejar que se alejen los bellos recuerdos, cuando a veces intentan alejarse, los busco en el espacio y el tiempo y regresan de puntilla como pidiendo permiso a ese otro tiempo que me ocupa donde mora lo presente, lo florido y sublime, y hace que se escurra de mi mente tanto bello recuerdo sin darme apenas cuenta.
Cuando eso ocurre, me noto vacío, como si me faltara algo que me pertenece y forma parte del alimento que me nutre, que me mantiene vivo. 
El tiempo pasa inevitablemente y solemos dar prioridad al presente, pero el pasado si ha dejado huella no deja de llamar nuestra atención como niño pequeño que necesita mimos y juego.
He aquí amor por lo vivido. ¡Me rindo ante ti pueblo querido!, Me rindo ante tus verdes olivares ante tus noches de verano caluroso, donde los vecinos salían a sus puerta a compartir recuerdos sentimientos y amistad, esa tertulia tan de pueblo que en ti ya se ha perdido y me evoca a mi niñez, en esas tardes noches de tertulia, donde me enseñaron a querer a mi tierra con devoción y respeto.
Me dormía siempre escuchando las vivencias de mis abuelos que dejaron parte de su vida destrozada a jirones por la escases de medios de un tiempo que no fue fácil para nadie, esas noches de luna clara que iluminaba el campo.
Me rindo ante ti, ¡Pueblo querido!
Que tu recuerdo no me abandone nunca, que florezca cada día igual que los campos florecen con el agua de la lluvia.

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