Los que hemos vivido en Castillejo recordamos el día de Reyes con mucha nostalgia. Al principio, el acto central era la entrega de juguetes en el salón del cine. La empresa regalaba un juguete a todos los hijos de los trabajadores menores de 14 años.
Los regalos se exponían en el frontal del cine y nuestro alcalde, Fernando Villalba, iba nombrando a los niños, que subían al escenario muy nerviosos y recogían su juguete, mientras El Mona, el fotógrafo oficial de la empresa, daba testimonio con su cámara de ese momento tan especial.

Los preparativos eran también origen de muchas anécdotas. En el edificio de la Casa Hospedería se ultimaban los trajes de la Cabalgata y se maquillaba a los Reyes y a los pajes. Como manda la tradición, al Rey negro y a su acompañante se les pintaba la cara con un corcho ahumado. Lo peor venía luego, porque no había forma de eliminar el tizne y nos pasábamos varios días con las orejas negras.
En los últimos años llegó a participar en la Cabalgata un tractor con un remolque, que transportaba a toda la comitiva. El tractor era de Gere, que muy amablemente lo ofrecía para el evento. Pero ni siquiera él se libraba de que le maquillara la señorita Celia, a la que ayudaban algunos de los familiares (novias, mujeres, etc.) de los Reyes y pajes.
- Juan Angel González Mompó
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